presentacion


Francisco Alfredo Filiberto Marino, Mi Abuelo "Pipo"


Bailando "El vals de las flores"

Recuerdo las tardes, sentada en su falda, en el silloncito del rincón del comedor, al lado del combinado de caoba, cuando me contaba el cuento de la buena pipa, o me hacía repetir "salame seco sin sal, se seca solo, sin sol, su seguro servidor, Saturnino Salazar", cada vez mas rápido y sin equivocarse!

Los almuerzos de los Domingos, los ravioles con estofado inigualables de la abuela Rosa, la ceremonia del abuelo, sirviendo el vino tinto para los hombres y el rosado, para las damas. Y yo ahí, en el lugar privilegiado, sentada a la diestra del abuelo, que como jefe de familia ocupaba la cabecera de la mesa. Costumbres perdidas de familia y respeto!!

Cuando sacaba, ceremoniosamente, la guitarra de su caja de cartón rígido, levantaba las franelas impecables que la cubrían, para que no la afecten la humedad o el frío, y tocaba algún valsecito o tango y cantaba en voz baja. Qué pena no haberlo grabado entonces! Es natural, nunca pensamos en perderlo, estaba siempre allí, en familia, era nuestro.

Los barquitos de papel en el piletón del patio, los alambrecitos con 1 ojo redondo en la punta, que él nos armaba y la latita de conserva, con agua con detergente para hacer pompas iridizadas que trepaban hasta la terraza.

Cuando me encendía las varitas de estrellitas de navidad porque yo tenía miedo de quemarme. Esa Navidad, cuando le regaló el tambor a mi hermano de 4 años, (2 mayor que yo), y le enseñaba el malambo al rítmo de : "ACHIQUEN ELPAN, ACHIQUEN ELPAN".

Me acuerdo lo celosa que me ponía cuando se llevaba a mi hermano a cortarse el pelo a la Casa del Teatro, en la Av. Santa Fe. Era cosa de hombres!

Cuando me llevó a la Central de Policía Federal, a sacar mi primer cédula, y al entrar por la escalinata principal, se le iban cuadrando los azules de todos los rangos, hasta llegar a la oficina de su amigo Jefe de la Interpol (merece capítulo aparte), por su facha de Elliot Ness.
Estando en el Luna Park Perón con su custodia, un actor amigo del abuelo muy dado a las bromas, saluda a la comitiva con la que ya se conocían, y como el abuelo hacía en Radio El Mundo, el personaje del Inspector Bergman ayudante en "PETER FOX LO SABIA", (José Tresenza), se lo presenta como tal, en chiste, al jefe de la INTERPOL, que a juzgar por el aspecto adusto del abuelo, lo creyó como a la Biblia.
Cabe señalar, que la visita la hicimos, después de hacer el trámite, pues el abuelo, jamás hubiera utilizado su relación para beneficiarse, lo que habla de sus valores.

Todos me elogian la caligrafía, y se la debo a el, mi primer firma, mis primeras letras cuando aún ni empezaba a ir a la escuela, con el viejísimo libro UPA enfrente.
Cuando me sentaba en la máquina de coser de la abuela y se pasaba horas peinando mis rulos, sin tirame de 1 pelito y silbando bajito y suave, era como escuchar un viento suave abanicando flores. Tan dulce y tan paciente!

Verlo sentado en el patio de la casa de Independencia, lustrándose los zapatos, preparando el traje para irse, siempre impecable, a la radio.

Los gladiolos que le traía a la abuela porque a él le encantaban, los claveles blancos.

Jamás olvidaré el vals de los 15 con el. Jamás!!!. Me hizo volar como un ave del paraíso, y me hizo sentir su orgullo por su nieta mujercita.

Nunca superé su pérdida. Con mis 17 años no tuve tiempo de decirle todo lo importante que era para mi, la vida no me dio tiempo a darle todo el cariño que el merecía. El me amaba, me daba tanta ternura!

Hoy le hago este regalo de cumpleaños, donde esté sabrá que me sigue llevando de la mano.

Alicia Nélida Marino.

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